¡Aquí bienvenimos!

Aquí bienvenimos a todos quienes deseen participar, intercambiar y avanzar en los conocimientos de lo que nos pueda ayudar a comprender el mundo en el que vivimos, la vida cotidiana, lo enigmático y lo simple, lo público, lo que nos aqueja y lo que nos sorprende y divierte o asombra.
Siempre hay un lugar para maravillarnos...

Lic. Prof. Gabriela Ricciardelli - Directora

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La evolución de las matemáticas

El lunes pasado compré un producto que costó $ 158.00. Le di a la cajera $200 y busqué en el bolsillo $8 para evitar recibir más monedas. La cajera tomó el dinero y se quedó mirando la máquina registradora, aparentemente sin saber qué hacer. Intenté explicarle que ella tenía que darme $ 50 de cambio, pero ella no se convenció y llamó al gerente para que la ayudara. Tenía lágrimas en sus ojos mientras que el gerente intentaba explicarle y ella aparentemente continuaba sin entender.
¿Por qué te estoy contando esto?

Porque me di cuenta de la evolución de la enseñanza de las matemáticas desde 1960, que fue así:
1. Enseñanza de matemáticas en 1960:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.
El costo de producción de ese carro de leña es igual a 4/5 del precio de la venta.
¿Cuál es la ganancia?

2. Enseñanza de matemáticas en 1970:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.
El costo de producción de ese carro de leña es igual al 80% del precio de la venta.
¿Cuál es la ganancia?

3. Enseñanza de matemáticas en 1980:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.
El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80,00.
¿Cuál es la ganancia?

4. Enseñanza de matemáticas en 1990:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.
El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00.
Escoja la respuesta correcta, que indica la ganancia:
( ) $ 20.00 ( ) $40.00 ( ) $60.00 ( ) $80.00( ) $100.00

5. Enseñanza de matemáticas en 2000:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.
El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00. La ganancia es de $ 20.00.
¿Es correcto? ( ) Si ( ) No

6. Enseñanza de matemáticas en 2009:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.
El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00.
Si Ud. sabe leer coloque una X en los $ 20.00 que representan la ganancia.
( ) $ 20.00 ( ) $40.00 ( ) $60.00( ) $80.00 ( ) $100.00

¡¡No te rías, es en serio!!

¿Por qué?

¿Por qué Macedonio, Xul, Borges, etc. leían a Rudolf Steiner creador de la antroposofía?

¿Cuál es la idea de belleza que nos gobierna?

Hay un cruce de dos visiones que genera, según su gradiente, distintos pensamientos acerca de lo bello, opuestos y complementarios al mismo tiempo. Los mismos se plasman en imágenes del mundo variopintas y mezcladas.
Pretendemos hacer, para salir de este laberinto, un recorrido genético por las ideas acerca de la belleza.
De un lado se erige, con porte monumental, la idea platónica de belleza, acuñada en diálogos como Banquete e Hipías Mayor, y puesta en pie de igualdad con la idea del Bien en República. Dicha idea inicia un recorrido a través de canales estéticos y éticos, y mantiene su vigencia en la actualidad.
Por otro lado la belleza compulsiva, que incluye en sí misma su no ser encarnado en la fealdad, y que circula de manera subterránea, a la par de la que parece ser la originaria, la mencionada en primer lugar. Esta última se hace conciente y se reconoce como válida, con el surgimiento y desarrollo de las vanguardias del Siglo XX.
La pregunta planteada puede ser formulada de la siguiente manera ¿lo bello contiene lo feo? ¿Lo bello como devenir se afea? ¿Necesita de momentos inarmónicos? Lo cuál llevado a la equivalencia platónica entre bien y belleza nos lleva a preguntarnos si el bien necesita del mal. Nos obliga a zambullirnos con cuerpo y alma en esta dialéctica.
Como mediadores, que buscan establecer vasos comunicantes entre ambas hordas estéticas presentadas más arriba hacen su irrupción en este campo de batalla quienes reivindican el juego como generador de belleza. Las indagaciones schillerianas al respecto, expresadas en las Cartas sobre la educación estética del hombre, adelantan las ideas nietzcheanas acerca del arte y de la verdad y nutren, a nuestro entender, las concepciones poéticas y miméticas del mundo. Un recorrido fenomenológico que aborda un objeto estigmatizado como bello va descubriendo sus fealdades, patentizadas en gestos, desgastes temporales, malos olores, etc. Las sucesivas perspectivas van revelando aspectos inesperados. La belleza en acto es belleza atravesada por su opuesto y en ella nos sumergimos cuando rompemos la valla de contención que sugiere nuestro yo cartesiano. A medida que abordamos aquella res extensa descubrimos la fusión, y con este paso también la indeterminación que nos atrapa.
Entonces la idea de belleza no propone un gobierno sino, más bien, un desgobierno, un estado anárquico que da rienda suelta a nuestros impulsos culturales más primarios.
Flavio Grinblat

Coltán: el oro azul





Los límites a construir

Todos los miembros de la comunidad educativa miramos azorados crecer comportamientos novedosos, extraños, cargados de sentimientos difíciles de definir.
Cuando fui padre, decía mi abuelo, las cosas eran más claras, los padres éramos padres con comportamiento de padres limitantes de los ‘excesos’ y travesuras de los niños, los niños eran niños, que por supuesto no participaban de las conversaciones de los adultos, y los abuelos como buenos abuelos malcriaban lo que a nosotros nos costaba educar.
Educar significaba educar, impartir los conocimientos básicos referidos a los hábitos de orden e higiene en los primeros años con amor, querer a los animalitos, a vincularnos con los vecinitos, cumplir con los saludos, con el cuidado de las flores y plantas.
¿Recuerdan cuántas flores de tantos jardines que había en Buenos Aires?
Bueno, nunca fuimos una Viena. No, no, claro, no tenemos tanto arraigo.
Recuerdo que salir a pasear era salir a pasear, a pasear, a la calesita, sin las presiones del consumismo inminentista que nos enloquece a todos y que ni siquiera nos permite disfrutar de lo que acabamos de comer, un helado, qué ricos que eran los helados. ¿Será porque los recuerdos agigantan los sentimientos, los sabores, los olores, los sinsabores?
Adónde van los niños sin niñez. A qué prematura adolescencia y a qué juventud y a qué adultez.
Y pasaron las grullas.
No me quejo del aire que respiro, ni del sabor del agua lavandinada, no me quejo del ruido que no escucho porque me ha consumido los oídos, no me quejo del otro aquél vecino que ni mira el retoño en su mirada, no me quejo.
A veces no me quejo, me avergüenzo, me avergüenzo de mí, de mí desidia, del abandono en que dejé mis responsabilidades de constructor cotidiano de la legalidad social, de lo que vale, de lo que no deberíamos haber perdido en las esquinas juveniles del ni sabe ni le importa mediante abrazos previos.
Hoy, no te quejes de aquél, no te escondas de ése, no señales con dos índices a los equivocados, no te escandalices ante las huellas claras del escándalo, no te ocultes en la ribera cínica del ofendido por colores o trapos.
Tomá coraje y decidí mirarte a los ojos y verás la inmensidad de todo lo que has abandonado.
Corrijamos un grave error que se nos ha deslizado como todo desliz.
La comunidad educativa somos todos.
Tal vez logremos reorientar algunas partes reivindicables de nuestro pasado de sociabilidad para convertirlo en la amplia curva fraterna del porvenir.
A tiempo, estamos. A tiempo estamos.
¿No?